LA ULTIMA ESPERANZA

Yo lo siento mucho, pero a la vista de todo lo que está pasando últimamente, no me queda más opción que declarar que hay un yuyu grande. Parecería que lo digo en tono jocoso, en broma...no, no es así.
Algo pasa, negro, feo, opaco, una especie de agujero negro succionador de energías, de personas, de bondad. Se extiende como lodo por la superficie del planeta, se nota ya su avance, se percibe el peso de la tragedia, de la fatalidad. Es inútil disimular, intentar transmitir una alegría que no sirve para acallar el bronco y sordo rumor de la tormenta que tarde o temprano acabará por llevarnos hacia el abismo.
Sólo nos queda una esperanza.
Un físico teórico me explica que, a niveles infinitesimales, la presencia del bosón de Higgs implica que tal vez existan más de las tres dimensiones que percibimos. Tal vez hay otros planos, otros mundos, otras posibilidades. No sé cómo se puede acceder a ellos: en el CERN lo consiguen acelerando la materia a unas velocidades inmensas, en el Gran Acelerador de Hadrones. Tal vez podamos en nuestro cerebro simular algo así: tal vez el bosón acabe apiadándose de aquellos que intentamos, en vano aún, alcanzar el hiperespacio factor 8 que el Enterprise sí podía alcanzar, y avanzar así hacia la última frontera.
Y si no lo conseguimos, al menos, que no se diga que no lo intentamos.
James T. Kirk. Capitán de la nave Enterprise, flota estelar.