¡Hollín para los rosales! Sí amigos, como lo leéis. Se trata de coger hollín de la chimenea, colocarlo en una bolsa de tela y sumergir éstar en un bidón con agua durante varios días.
El día de la aplicación, se remueve bien la tierra alrededor del rosal, se hace un alcorque y se echa el agua hollinada. Si se inicia el tratamiento cuando los rosales empiezan a brotar, se consiguen unas hojas de un brillantísimo color verde, y los brotes serán vigorosos y muy florecientes.
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