Estoy sentada en el diván de la casita de piedra...
De repente, un inquietante sonido, como un repiquetear de pequeños pasitos, se oye en la puerta...
Dios mío...la invasión de los ultracuerpos...
Pues no: son Bonamichi y su gallina favorita, que entran en cuanto menos te lo esperas a comerse el pienso de los perros. Y sus patas repiquetean en las tablas del suelo de madera...
Esto es un desmadre ya...
Anda que no se lo pasan bien: ellos...
Y nosotros.
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