jueves, 27 de diciembre de 2012

LAMPARITAS DE ALCOHOL SOLIDIFICADO

Esto es una caña: no se me hubiera ocurrido ni en cien años. ¡Viva la Química! Pues resulta que hay una manera de llevar encima pequeños mecheritos de alcohol, de manera que podemos ir por el monte y calentar algún plato que nos apetezca, o disponer de una llama para un uso determinado, sin tener que encender una hoguera...
Veréis: se colocan 100 cm3 de alcohol de 90º en un recipiente en el que quepa el doble de volumen (un cacito, por ejemplo), y se calienta al baño maría hasta que llegue a los 60ºC. Se añaden 30 gramos de jabón casero tipo Marsella, raspadito en virutillas. Se agita la pócima contínuamente hasta que el jabón se haya disuelto por completo, cosa que tarda algunos minutillos, no muchos. Entonces se retira el cacito del fuego y se vierte el contenido en cajitos de metal, de aquellas de betún o de grasa para botas de montaña, que estén bien limpias; se tapan las cajitas y se dejan enfriar. Al cabo de un ratillo, la masa estará solidificada.
Para usar esta lamparilla, se destapa la cajita, se acerca una cerilla y se encenderá. Dura para calentar un par de tazas. Y además, cuando se apaga, el jabón que queda es apto para lavarse las manos. Así que no se desperdicia absolutamente nada.
Eso sí, deben conservarse bien tapadas las latitas, para que el alcohol no se evapore.

2 comentarios:

Marcinkus dijo...

como una fondue, no?

Robin dijo...

¡Exacto! Es la llamilla que sale del hornillo de una fondue.