Asistimos con estupor a la debacle definitiva del estado en cualquiera de sus niveles: local, autonómico, estatal.
El peor reparto territorial que se ha hecho nunca en este país ha sido el estado de las autonomías: entes mastodónticos superpuestos artificialmente para beneficio de unas élites llamadas clase política que no son ni más ni menos que los burgueses reconvertidos en falsos y malos gestores de lo público, y que como bien hemos comprobado, usan el dinero de los contribuyentes para enriquecerse ilícitamente. El mal aumenta cuando sobre estos entes autonómicos se superpone en un entramado obtuso que pare engendros como los Consells Comarcals y las Diputaciones provinciales.
A cargo de estos organismos anquilosados se encuentran funcionarios de muy escasa preparación, adiestrados para conseguir enturbiar la mente de las personas con cantos de sirena. Especialmente a la hora de solicitar las tan publicitadas ayudas económicas: a la dependencia, a la emprendeduría, al empleo juvenil...
Nada de lo que proponen es útil ni real: no hay presupuesto. Se habla, se pregunta, se indaga: cualquiera responde lo mismo: no me han pagado aún. Da igual el ámbito: una ayuda social, implantación de jóvenes agricultores, incentivación de autónomos...todo es una enorme, gigantesca y nefanda mentira. Catalunya es una mentira. España es una mentira. No hay nada, absolutamente nada, detrás de esos nombres. Tan sólo ciudadanos esquilmados y una estructura funcionarial tendente al anquilosamiento garrapático.
3 comentarios:
Porqué cuando se quieren denigrar las autonomías siempre se piensa en Cataluña? No creo que sea justo, respeto todas las opiniones pero no acabo de entender la Catalanofobia... Un abrazo
De esto habría mucho que hablar. En el 81, para "chinchar" a las comunidades que tuvieron estatutos de autonomía en los años 30, que son esas tres que todos vosotros adivináis (Catalunya, Euskal Autonomia Erkidegoa y Galiza), se decidió crear comunidades autónomas por todas partes, para que luego se rían de cuando Cartagena quería ser un cantón independiente, tipo Suiza, en 1873. Así, Madrid, que siempre fue "Castilla la nueva", o provincia de Santander (Que se han quedado con el nombre de Cantabria, que no es suyo de su exclusividad, pero explica esto a la gente) o Logroño, porque "la Rioja" excede a su territorio, aprovechando la coyunturan, se desligan de "Castilla la vieja" y se crean comunidades autónomas uniprovinciales, para acabarlo de arreglar. Claro que a la región leonesa le fue peor, porque León, Zamora y Salamanca sí se vieron obligadas a ser parte de "Castilla y León".
Al turrón: En épocas de vacas con obesidad mórbida, muchos aprovecharon para vivir como pachás en sus nuevas comunidades autónomas echando pestes de otras (Señores Ibarra y Monago, de Extremadura). Ahora nos salen con querer cepillarse las diputaciones, que son verdaderamente importantes en cuatro provincias de "fuero especial", pues gestionan su hacienda propia. Mierda, mierda y mierda a repartir por esos jerifaltillos que crean divisiones políticoterritoriales para llevárselo muerto y luego nos cuentan la milonga de que esa comunidad autónoma satánica, en la que está la Palma d?ebre, se pasa de déficit. Si es tan poco rentable, como dice Montoro en las noticias para que la gente tenga ideas equivocadas, ¿Por qué no nos largan de Ejjpaññña, eso sí, con toda la pasta que pretenden recaudarnos?
Ridiós c'agusto m'he quedau.
Evidentente, hablamos de Catalunya porque es donde vivimos. Las ayudas estatales son cedidas a las autonomías para que las gestionen. En este laberíntico camino iniciático de solicitudes, se pierde eficacia: los funcionarios de los Consells Comarcals no tienen ni idea, de resultas que el interesado tiene que hacer mínimo tres viajes para resolver los problemas. Y se pierde dinero: en la Ribera d'Ebre, este año sólo se habían inscrito dos personas en el Plan de Empleo juvenil: "milagrosamente", en marzo ya no hay fondos...
Publicar un comentario