La judía, si se planta convenientemente escalonada en el tiempo, se puede comer tierna desde julio hasta octubre. Nuestra estrella es la judía de Cájol que está con nosotros desde hace ya varios años totalmente adaptada a los rigores sisquellanos.
Los higos son frutos que tienen la virtud de ser muy nutritivos: en la Edad Media eran claves en la supervivencia invernal de las gentes y hoy en día lo siguen siendo en tierras pobres. Negros o blancos están buenísimos.
Pimientos, berenjenas y tomates han fructificado con dadivosidad, así que además de consumirlos en fresco podemos hacer conservas que permitirán que los disfrutemos en invierno.
Prosigue la recogida de moras y la elaboración de mermeladas y postres dulces.
Y también recogemos las sombrillas fecundadas de los girasoles gigantes de Aragón que dejamos secar unos días al sol para guardar luego las pipas tan gratas de degustar en momentos de descanso.
2 comentarios:
Sí que es cierto ese titular de tu publicación , a veces recogemos mejor cosecha o peor pero no depende de nosotros las inclemencias del tiempo que hacen variar las cosechas.
A veces se aplica la frase para la vida misma y ocurre lo mismo.
Siembras y siembras y un día un temporal te arrasa con todo y hay que reponerse nuevamente con la mejor de las versiones.
Ya estoy comenzando a recibir los primeros sonidos de las melodías con las que tanto he disfrutado . Besos
🌹🏵️💮🌷
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