Coris monspeliensis, subespecie monspeliensis. Primulácea. Una joya: flores que parecen pequeñas manitas, saludando agrupadas en la inflorescencia fálica, erecta, energética, buscando, como siempre fue, es y será, los rayos del sol.
Esta en concreto es una singularidad: ha crecido entre las piedras de este muro. Sus amigas están por todas partes, alrededor, en las tierras de las fincas. Son una explosión de color, ese vivificante lila, maduro y sereno, y por tanto, sabio.
2 comentarios:
que ramillete mas mono!. Supongo queustedes, ya acostumbrados a estar rodeados de flores todoeldia, preferiran dejarlas en el campo y disfrutarlas mas tiempo... pero para elresto de nosotros resulta tan tentador ponerlas en un florero...
Sí, mayormente porque no tenemos florero ;)...y además, las plantas silvestres no aguantan nada bien que se las corte y se las ponga en jarrones: se mustian a las poquísimas horas. Muy pocas incluso aguantan que se las transplante, con un buen cepellón de tierra, desde su lugar primitivo a un jardín...son salvajes, boscanas, silvestres...no quieren a los humanos. Con razón, por otra parte.
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