Otra cosa que es una caquita es el final de las líneas de riego: las mangueras se doblan y se aseguran con unas anillas que se llaman muy graciosamente calamares. Pues bien, conviene a menudo abrir el final y dejar que el agua arrastre toda la tierra del interior: porque con filtro y todo...¡¡¡al rico chocolate¡¡¡ Y esta tierra obtura los taponcillos o
pitorros de los agujeros de riego.
Imagináos el trabajo que da hacer esto en fincas de varias hectáreas, con muchas hileras de líneas de riego...
Yuyu.
2 comentarios:
¡que trabajo tan duro!
Cien veces mejor que trabajar en cualquier fábrica o empresa de Urbanilandia, desde luego, tal como va el patio.
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