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Gracioso gusanillo de Prays oleae |
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Nuestro héroe, la crisopa |
Los olivos pueden sufrir los ataques de la larva de los prays. Estas criaturas comen las hojas y dejan como rastro de su paso unos tunelillos en ellas que no hacen ningún bien al árbol. Los enfurecidos agricultores, que ven cómo las subvenciones de la PAC (Política Agraria Común) priman la productividad sobre cualquier otro concepto, no sin razón deciden que ésta sea máxima y rocían las fincas con insecticidas. Esta práctica, como sabemos no exenta de inquietantes interrogantes, puede ser cambiada. Los prays tienen un predador natural: la crisopa. Este bello y delicado insecto engulle prays a porrillo. Y es atraído por las alcaparras. Es decir, si plantamos alcaparras en las fincas -que sin duda prosperarán, pues como ya indicamos en otra entrada gustan de los climas semidesérticos-, aumentará la población de crisopas que acabarán con un elevado tanto por ciento de prays. Y sin gastar euros a manta en insecticidas.
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