Los fenicios fueron unos
hachas. Ya sabían que lo que daba riqueza y vidilla era el comercio, el mercadeo, el ir arriba y abajo conociendo gente, usos y costumbres, trayendo aquí lo que hay allá y viceversa. Trapicheo, trueque, compra y venta. Cambalache. Llegaron muy lejos, posiblemente mucho más de lo que consta en la historia escrita. Hombres de mundo que conocían el olivo y comerciaban con las aceitunas y el aceite. A mediados del tercer milenio antes de Cristo, empezaron a extender su cultivo por las costas del Mediterráneo a partir del Creciente Fértil. Lo llevaron a Grecia, a Italia, a España, al norte de Africa. Tendrían menos trabas seguramente que hoy para comerciar, lo cual marca el camino: menos control gubernamental, menos IVA y más "iba y venía", que es lo que da madurez y conocimiento a los pueblos, y no el inmovilismo fascistoide y controlador que genera intolerancia y pobreza física y mental.
No hay comentarios:
Publicar un comentario