Ahora mismo, una depresión aislada a niveles altos, una DANA, se cierne sobre nosotros. Lleva varias horas provocando grandes lluvias en Andalucía y la zona del Levante. Menos mal que su comportamiento es diferente al de los sistemas frontales asociados a borrascas atlánticas, que cuando llegan sobre la vertical del extremo sur del valle del Ebro, de manera sorprendente (no por inhabitual, sino por inexplicado), se desestructuran, se disgregan, y a la altura de la Ribera d´Ebre pierden organización, bravura y energía.
La primera gráfica sigue siendo esa comparativa irónica sobre cómo puede cambiar el clima en tan sólo una distancia de 400 km lineales, entre el Mediterráneo y el Cantábrico. En la segunda, presentamos la lluvia en litros por metro cuadrado caída en La Sisquella en lo que llevamos de año 2015 (columnas rojas) frente a la media de la pluviometría mensual que hemos registrado en 2013 y 2014. Claramente, en lo que llevamos de año, el déficit es muy alto. Demasiado alto. Y en octubre se secó la ubre.
Pero noviembre llega con 90 litros por metro cuadrado en La Sisquella, caídos en 3 horas. Arreglará el promedio del año, pero no borrará lo pasado. Y dejará, como véis, nuevas heridas. Qué pesadez...hasta las mismísimas gónadas estoy.
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