Los primeros higos ya han madurado y los hemos recogido para hacer mermelada. ¡Este año sí voy a tener! Id vigilando las higueras que con tanto calorazo sus frutos maduran antes, que recuerdo yo que se cogían en septiembre.
Con lo que tuve hice lo que pude
En Palencia, la prestación comunal se llama huebra. A huebra han sido llamados los vecinos de varios pueblos de Palencia para atajar los incendios.
En Asturias, el comunal es la sextaferia. En esas comarcas, feria es como llaman a los días de la semana, y el día sexto es viernes. Los viernes se dedicaban al trabajo en común de los pueblos.
En las Muntanyes de Prades existe, desde tiempo inmemorial, antes de que llegaran los moros y luego los cristianos, una ley que hacía a los habitantes de estos montes responsables de su gestión común. Esta ley se invocó no pocas veces ante los abusos pretendidos por estamentos como el monasterio de Poblet, los señoros feudales de Entenza y el obispo de Tortosa.
Así que ya podéis ir espabilando, y ya que "sempre s'ha fet així", dejad de lado las envidias que os corroen e intentad recordar cómo era todo antes de que llegaran los señoritos. A trabajar.
Ya se puede empezar a recoger almendras, que algunas variedades ya están badades (con la envoltura externa abierta).
La hacendera es una forma de organización en la que los habitantes de los pueblos se reúnen para hacer trabajos en común por el bien de todos. Estas figuras de organización se han perdido porque la gente ha delegado toda la gestión en la administración. Craso error, porque los recursos que ésta recauda suelen ser, en nuestros tiempos, absorbidos por la vorágine de la codicia de los políticos para su beneficio y no revierten en el pueblo. En el caso de los incendios, la gente de la montaña leonesa se ha organizado en hacendera para hacer cortafuegos y salvar sus viviendas y su modo de vida. Se han saltado olímpicamente las órdenes de desalojo y se han quedado en su pueblo. Esto pone muy nerviosas a las autoridades, que ven cómo se les desmanda el redil, desoyen a los policías y no piden el sacrosanto permiso de desbroce.
Lusio, quemado
La figura que hay que recuperar es el comunal. El comunal es tierra que, por no ser de nadie, es de todos. Todos tienen derecho a ella sin ser suya. Pastos para el ganado, bosques para leña, setas y demás recursos forestales, todo es repartido. Incluso se subían en verano los rebaños de todas las casas, reunidos en la plaza, y según el número de animales de cada casa, tantos días se tenía que subir al monte con ellos. Solían ascender los zagales, que así crecían fuertes.
Ya se está luchando por la recuperación del comunal, que, por supuesto, eriza los vellos púbicos de las autoridades feudales, que ven cómo se les escapan sus vasallos sin pedirles ni audiencia ni permiso para vivir sus vidas. En Soria, otra tierra olvidada, gestionan así sus bosques, incluso haciendo turnos de vigilancia para custodiar el tesoro natural de esas comarcas.
Se quema todo. Y no hay medios. Para mantener inútiles viviendo de comederos, todos los recursos. Para salvar montes, cuatro aviones y la vida de las personas: las vidas, a los poderosos, a los políticos de tres al cuarto, nada, absolutamente nada, les importan. Son mercenarios del poder.
Es el momento. Si nada queda, sobre nada pueden gobernar. Y entonces el renacer es propio, individual, íntimo. Ya sin crotales, sin trámites, sin ningún pelagatos de despacho que justifique su sueldo y su plaza alimentándose del tiempo de los demás. Libres, comunales.
Las cañadas siguen marcadas como hace tanto. Aquí no hay tiempo. Saben, todos sabemos, que volverán los rebaños a triscar estos montes.
El macerado de semillas de Artemisia se hace como sigue:
-se toman 5 gramos de semillas y se trituran un poco en el mortero para romper la cáscara.
-meter en una botella y añadir 7 partes de alcohol de 96 y 3 de agua hasta completar 1 litro.
-dejar 21 días en maceración en bote oscuro y en lugar fresco, agitando cada día.
Las fiestas mayores de los pueblos son eventos tales que en sus preparativos se abren las fauces de los infiernos. Porque siempre hay que ser la mejor aldea en tiempo y forma. Y pasa que la gente se pone muy nerviosa, se tensa y obsequia al personal trabajador con exabruptos que no pueden ser tolerados y hay que reseñar. Desde un "si por mí fuera estarías despedido" a un "venga, muévete, qué haces desayunando" podría desgajar yo la mandarina del carácter de la josepmariada, antes conocida como els menestrals en petit comitè. En el fondo, todo esto se debe a que buena parte de los votos de las familias de cierto caché -según los baremos al uso, siempre dinerarios, nunca intelectuales- dependen de si quedan conformes con la mesa que les adjudican en el baile de gala y si la orquesta está bien afinada. Ah, y si la vedette enseña cacha.
El objetivo: el Sobrarbe. Que igual se llega a 30 grados a 1400 metros, pero no a los 40 de esta comarca. Que unos días se aguanta, pero tantos seguidos ya no. Así que ya hemos empezado a hacer las averiguaciones pertinentes y a mover contactos adecuados. Me da pena, pero ya es inevitable.
Sus 1344 metros de altitud nos aseguran reposo estival. Calor hará, pero soportable.
Los antepasados construyeron allí sus casas.
Allí vivieron.
Luego se fueron.
Pero podemos volver. Porque o subimos de latitud o subimos en altitud porque el planeta está perdido y ya nada se puede hacer más que buscar, como antaño, un lugar mejor.
Este libro de Adolfo Castán recoge todo lo que se sabe de los pueblos de la Solana de Burgasé, el Sobrarbe heroico. Me ha costado encontrarlo porque por todas partes figuraba como agotado, pero ha aparecido un ejemplar en la librería de Boltaña que ahora está en casa gracias al buen hacer de mi amiga Eulàlia y la librera de Aínsa. Gracias.