Dicen -dicen...-que por allí arriba está también todo seco. Que no llueve. Que da pena...
Seco...no, no está seco. Nunca lo puede estar la matriz de la vida.
Las viejas leyendas, antiquísimas, van reviviendo en mi mente. No las olvido. Y aquellas postales panorámicas que ya no sé donde guardo, que recogían todo el perfil de la Maladeta...pero los recuerdos son míos, y conmigo viven. Y ahora los invoco, vívidos como si fuera ahora mismo cuando caminara por estos montes, estos valles. Y cuando miro el sol poniente, puedo pensar, mirando fijamente el astro anaranjado que baja hacia el horizonte, que, al fin y al cabo, sería el mismo que vería si estuviera sentada allí, en la ribera del río, mirando hacia el occidente. Y si me concentro mucho, mucho...estoy allí.
5 comentarios:
Cuánto se puede amar a un paisaje, a un lugar. Tal vez más incluso que a un ser humano. O acaso se ame a otro ser tanto como a un paisaje. Es un precio muy alto, Robin, muy alto, cuando no se puede estar en él.
Sí. Duele.Se nos escapa.
Por cierto, amatistas. Tengo amatistas, mañana te las enseñaré.
Por fin! Encontre la ñ...jejeje......taba escondida tras la n....jejeje...
Otro inconveniente de ser urbanita...el agua pura me a sentado fatal.....necesito cloro,agua marraneada y depurada con metales....particulas toxicas....jejeje tamos bien
Es decir, hablando en plata, que te ha dado una cagalera. Por Diossss....a mí cuando era joven no te creas, me pasó igual durante una temporada. En Castellar de N´Hug, bebíamos de la fuente de la iglesia, y un día que fuimos para Semana Santa...dos días de patas abajo...y como no quería yo ser estorbo para el grupo, pues venga, a triscar monte...y una noche en el refugio, una vomitera de campeonato, pero p´alante vamos...en fin...luego ya se me pasó, y desde entonces bebo de los arroyuelos y con bichitos y todo y en principio parece que no pasa nada...
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