Después de dejarme los higadillos y parte del lomo cavando un trozo de tierra el otro día para plantar espinacas, judías, calabazas y algunas semillas de cebolla y angélica, me quedaba una mínima esperanza: que el motocultor tuviera arreglo. Ya conté hace tiempo que nuestro aparatillo había funcionado perfectamente hasta que llegamos aquí...así que desde hace dos años tengo que cavar los huertos a mano. Y ahora se confirma el desastre: el motor está estropeado y no tiene arreglo. Así que a cavar con el chapo toca. Lo que yo tardo una hora en cavar, Josep lo hace en diez minutos, pero bueno...poquito a poco y con paciencia. Ya tenemos removida la tierra donde se plantó el maíz, y casi toda la de los girasoles. Vamos a ver si plantamos alfalfa o algún forraje. Como el agua no falta, pensamos que puede ser una buena opción de cara al otoño.
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