jueves, 15 de noviembre de 2012

NATURALEZA AMABLE


Tiempo de acelgas. A veces no hace falta plantarlas en el huerto para disponer de ellas: tienen algunas la habilidad de escapar, de hacerse boscanas, salvajes. Crecen en los lugares más dispares: estas, entre unas rocas al borde de la carretera. Dicen, con buen criterio, que no se deben recolectar plantas del margen de estos caminos de asfalto, porque el humo de la combustión de los vehículos contiene partículas contaminantes que son captadas por los vegetales. Y si luego los comemos, los incorporamos a nuestro organismo.
Pero esta carretera...un coche cada hora, tal vez. Tal vez incluso menos. O tal vez alguno más. De todas maneras, no importaría demasiado. Aquí están las acelgas, al pie de la señal de tráfico, como agentes de la amabilidad natural.

2 comentarios:

Gorgk dijo...

Qué diferente puede ser la visión del mundo según el observador. Y qué importante es tener al lado a una persona que sepa ver, entre grises y nubes, la luz de la alegría. Afortunada eres tú y los que te rodean.

Robin dijo...

Supongo que tú te encuentras entre esos afortunados. Sino...me enfado... ;)