Cualquier adicción es muestra de una debilidad de carácter. No me refiero a un hecho puntual: digamos que una mala tarde la tiene cualquiera. Pero las adicciones que poco a poco ocupan y destruyen la vida sí indican esto.
Sin embargo, hay personas que consiguen vencerlas. Porque esas personas buscan y encuentran en ellas la fuerza, la razón de ser.
Cualquier deseo de vencer lo que nos oprime debe nacer, para ser efectivo, de un ansia de autoconocimiento, de saber qué queremos, por qué somos como somos, quienes somos. Para eso no hace falta que nadie nos quiera, no penséis que la fuerza viene de fuera: debemos empezar a querernos nosotros mismos, por lo que somos, por la simple felicidad de ser quienes somos, puesto que cada persona es el producto de una combiación única e irrepetible de un azar cromosómico. Cada uno es único, nunca ha habido nadie como tú ni nunca más lo habrá.
Quereos a vosotros mismos. Desde siempre y para siempre.
-Hija mía, últimamente pareces San Juan de la Cruz.
-Pelín sí Xènius...hay que reconocello. Doctores tiene la Iglesia...
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