Aquí siempre ha habido moscas. En invierno hace años desaparecían, pero desde hace unos cuatro años ya no. Y este verano han alcanzado la categoría de plaga.
Es imposible. Entran por cualquier rendija a cientos. Y si estás en el exterior, se colocan sobre cualquier resquicio de piel que quede al descubierto. Es inútil cualquier técnica para acabar con ellas: ni natural, ni química; las físicas no dan abasto. Fulminas una y surgen diez. Si estuviera en el siglo XVIII creería en verdad que se materializan del entorno. Y es posible que sea así.
Es insoportable. Jamás había visto nada igual.
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