En 2011 plantamos un albaricoquero que nos regalaron. Era pequeño, pero ha crecido y ahora da deliciosos albaricoques. Lo que pasa es que hay que estar atentos porque hay más seres vigilando su maduración además de nosotros: los insectos que excavan túneles en la pulpa de los frutos y hacen que crezcan sus larvas en el interior. De momento no se observan ataques.
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