Las clarisas tienen un convento en Tortosa. Es de clausura pero se puede entrar en la capilla de la Verge de les Neus. La paz que nace del silencio de los humanos es el quid de la cuestión: qué bien se está cuando hay pocos dando la brasa. Ojalá hubiera aquí un Aleph, un punto donde el espacio-tiempo se doblara sobre sí mismo y llegáramos a otro mundo.
Más adentro, las clarisas custodian los restos en forma de airosos arcos de lo que cree que fue el monasterio de Sant Miquel del Temple.
No hay comentarios:
Publicar un comentario