Bajan las aguas bravías desde el Montsant. La alegría del agua cuando va briosa se resuelve en espuma, partículas de agua flotando en el aire que escapan, jugando, de su matriz líquida.
La lluvia, que es la manera natural de que el agua llegue a la tierra, es bendición, sin duda. Y este planeta, sin ella, no es nada. Así que a respetarla y quererla, porque si no llueve no hay agua, y entonces es cuando vienen los malestares.
Agua, agua...mar, mare, madre.
2 comentarios:
Uff...k bonita foto,donde la has hecho?..ummm k ideas....rafting?...
Pues tú y yo hemos estado ahí...yo en trance acuático. Tú haciendo fotos...no hase falta desir nada más...pero aquel día no bajaba el agua tan brava. Era más calmadita la cosa.
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