Dulzura. No hay otra palabra para expresar la tibia blandura del camino. Pareciera que los árboles han dejado caer sus hojas carmesíes y amarillas a nuestro paso, para hacer aún más suave nuestro caminar. Emerge el paisaje después de una niebla corpórea, consciente. ¿Adónde vamos? Ibamos, efectivamente, a algún lugar...pero ya no nos importa. El camino se transforma en sitio, en razón de ser de nuestro vagar. Ibamos a buscar...no busques más. Quédate.
Sublime paisajes de otoño. Sonrisa, caricia.
4 comentarios:
Precioso,bello ejemplo de este entorno acojedor.
Buenísimos días, sigue lloviendo y esto está precioso...es una joya.
Pues miras la foto y andarias el camino sin importar a donde lleve....es realmente...bellisimo...
Si tuvieras tiempo, hoy te enseñaría tantas cosas...a ver si te coordinas entre tanto papeleo...
Publicar un comentario