Un pino blanco inmenso, monumental. El Pi de Balija en Horta de Sant Joan. Hemos ido a rendirle honores. A él y al altar al lado del cual ha acrecentado su significado y del que nadie habla. Nosotros sí.
La roca tiene cazoletas y una pequeña fosa en forma cuadrangular. También hay talladas unas formas que parecen absidiolas en un lateral. Recostado sobre la roca crece el pino. Por el otro lado parece que se intuye un posible túnel. La cara oeste sugiere un perfil de cabeza reptiloide.
No demasiado lejos de aquí crecía el Pi de Maurí. Y digo crecía porque ya no crece: le cayó un rayo hace años y lo mató.
Estamos en zona de fenómenos inquietantes.
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