HOMBRES

Ayer por la noche hubo reunión de la Hermandad de La Sisquella. Y el tema del cónclave fueron los HOMBRES.
Queridos muchachitos de Sherwood, yo sé que soy una persona que ha tenido la inmensa suerte de contar como compañero con un hombre excepcional. Pero porque también lo he sabido encontrar. Y debo reconocer que en tiempos lejanos he dado alguna puñaladita: porque una cosa es ser bueno y transigir, y otra muy diferente es dejarse llevar. Me explico.
No es producto del momento, ni de la cultura, ni tan sólo de unas costumbres arraigadas en la sociedad y difíciles de hacer evolucionar. Es cuestión de amor propio.
Hombres: por lo que vamos comentando, no son raros los ejemplares dogmáticos, con escaso aprecio por la persona que tienen al lado, secos, cortantes, que intentan imponer sus criterios haciendo caso omiso a los de los demás. Gustan de denigrar a la mujer, intentando imponer sus nociones, sin más argumento que sus caretos de fastidio vital.
Producto de una cultura machista arraigada en el celtíbero peninsular, estos ejemplares, lejos de ir camino de la extinción, parecen perpetuarse.
Pero una cosa os diré: en primer lugar, son muy fáciles de detectar. Y en segundo lugar, nuestro es el poder de escoger si los aguantamos o no. Y creedme, por mucho que duela, que duele, porque yo hace años lo tuve que hacer, hay que plantarse y decir: guapito, a dar la brasa a otra, que yo no te paso ni un gramo más. Momios al Museo de El Cairo.
Esta es la conclusión a la que llegó el cónclave de anoche, y para sellar las capitulaciones, nada mejor que acudir de madrugada al Pino Gigante, llevar medallones energetizados y recargarlos bajo las ramas del árbol sagrado. Eso sí, hoy no me aguanto ni los pensamientos. Uy qué sueño...
Aquí parte de las Torquemadas, con medallón de elefante yuyu.
Por cierto, que nos dimos cuenta a medio camino que Josep y yo hicimos un SIN PA en toda regla. Hoy enmendamos el entuerto...