Con esta papilla, las personas convalecientes encontrarán una fuente de sustancias regenerantes que sin duda les ayudará en su recuperación. Siempre y cuando los productos usados en su elaboración sean de buena calidad, claro...sino va a ser que...en fin...
Receta al uso:
se necesita una cucharada de cada uno de estos elementos: trigo, avena, centeno, cebada, salvado y maíz. Se colocan en 2 litros de agua, y se lleva a ebullición durante 3 horas, reponiendo el agua que se va evaporando. Una vez pasado este tiempo, se deja enfriar el plasmo obtenido y se pasa por un tamiz fino. Quedará un líquido amarillento de sabor -dicen- muy agradable.
Deben ingerirse 3 o 4 vasos al día, solo o mezclado con leche. Debe consumirse el mismo día de la preparación, porque la papilla, debido a la riqueza en nutrientes, tiende a fermentar con rapidez.
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