En un momento dado, y más para evitar posibles confusiones que porque el deseo inicial haya cambiado, decidí tirarlas. No nos desencarneeeeemos, seamos perseveraaaaantes...
Pero héte aquí que el Príncipe de las Tinieblas me obsequia con un regalo delicioso: se trata de que, cuando mi maridín se fue a ayudar a un agricultor del pueblo a recoger almendras, éste le obsequió con un saco de tan deliciosos frutos. Coge coge, que estas son bien gordas...
Pues el saquito, enterito y verdaderito, está compuesto por almendras...amargas. Cientos de ellas.
-Bien, no me dirás que no me preocupo por tí, Robin d´Ebre...ven a mí...desencárnate ya, leches, que deseo tu alma...
-Un momentito si acaso, que si has esperado una eternidad, bien podrás aguantar hasta...hasta no sé cuando, pero espera aún. Primero déjame ver si podemos sacar provecho de semejante bodrio. Es que...de verdad...a veces...me toca lidiar a cada Miura...
2 comentarios:
y no sirven ni para preparar cosmeticos¿¿ es que uso un gel de bañ que huele a almendras amargas.....claro que no estoy dispuesta a probarlo a ver a que sabe
Sí, me parece que sí,pero yo, sinceramente, no me pondría sobre la piel nada que tuviera cianuro...hay un proceso que se llama absorción que...en fin...
Publicar un comentario