Pasamos por un olivar...unas voces humanas...dos hombres trabajando. Qué grato encontrar congéneres: les saludamos con alegría. Les pedimos guía: el más viejo nos explica el camino. Seguimos pues, y...
Mirad qué preciosidad: el valle, ubérrimo, se abre a la vista como una rosa poncella: y el Montsant, en todo su esplendor de montaña santa, espíritu hecho piedra, nos saluda.
No sabemos continuar. Y estamos tan lejos...las cabras están algo revueltas, cansadas. Morita, preñada, nos mira. Es momento de regresar.
Y el coll de la Batalla quedará por descubrir. Pero bueno, eso será otra historia, otra aventura.
4 comentarios:
Si lo que yo te diga...al mas puro estilo indiana jones!!!
Y luego dicea que no teneis fuerzas ya...si cansais hasta a las cabras!!!
Que todo vaya bien...
Sí, hay que reconocer que somos unos hachas...para qué falsas modestias...
Veo que no explicas cuando te caes...
Calla hombre, que echas por tierra mi potencia muscular...
Vaya guarrazos, hijo, a veces...
Y espera, que para llegar a las bocas de las cuevas...hay que descolgarse con cuerdas...
Eso no va a tener precio...
zif dieftes...pero fijo.
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