Estéril será, pero sus espiguillas han servido -no sé si aún lo harán los niños y niñas, y jovencillos- para determinar mediante leyes azarosas cuántos novios o novias tenía uno. Se cogía el tallo, se recorría en sentido ascendente con los dedos, y se atrapaba el puñado de espiguillas, tirándolo sobre la ropa del que quería saber si era objeto de amores...tantas espigas se quedaban enganchadas, tantos amantes secretos...
Avena sterilis. Pero cachonda.
2 comentarios:
Uis! habia olvidado ese juego!!!Gracias por recordarmelo....que tiempos!!!
Yo lo sigo haciendo: se las tiro al Josep, y se le enganchan varias y yo me enfado; luego me los tiro yo, y él se pone tenso...¿quien será, quien será el novio secreto? jajajajajaaaa¡¡¡¡¡
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