domingo, 26 de febrero de 2012

LA CERDANYA, MON AMOUR...

Uy, no sé, esta noche he tenido un sueño. He recordado aquellas benditas tierras ceretanas, sí, la amable plana entre montañas que cantan los poetas del Renacimiento Catalán: la Cerdanya. La tierra que concentra más pijos por metro cuadrado de toda España...bueno, tal vez haya casi tantos o igual que en el Valle de Arán, pero no andan lejos ambas comarcas en pijerío de enjundia.

Tengo ganas de ir a mis tierras ceretanas. Hace mucho que no camino por sus verdes praderas, veo sus caballitos trotar mientras pastan en el Pla d´Anyella y me recreo con los Tiguan y demás todoterrenos, generalmente negros. Molan los que llevan matrícula del Principat d´Andorra.

No es por nada y tal, pero voy a ver si veo algún terrenito que me convenza. Nada, una cosa pequeñita, unas 30 hectáreas, con una pequeña borda a reconstruir, o sea...una nadería. No, no es que piense irme de aquí, no...es...por mirar y tal...

-Mentirosa. Buscas una excusa honrosa para huir vilmente.

-Nada de eso. ¿Excusas yo? Esto se llama diversificar el mercado. Oye chico, no me dirás que una temporadita en aquellas tierras no te ayudaría a desempolvar tus circuitos...

-Pues sí. La verdad es...que sí. Tanto Roland Garros ya...cansa un pelín.

-¡Ah, amigo Xènius...! Ay...es verdad, tú no has visto esas benditas tierras. Por aquellos tiempos en que yo retozaba por ellas no estabas implantado aún en mi cerebro. Bueno, fueran esos todos los males del mundo. Te prometo que las vas a conocer. Lo malo será que, una vez allí, a ver quien nos hace volver...porque...jijijiji....¡hay frambuesas!

-Perdido soy...

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