Esta vez Peque ha conseguido abrir la puerta de casa. Y con él ha venido toda su parentela: suerte que estaba yo dentro, y he oído sus pasos pezuñeros taca taca taca...busca el saco del pan seco. Le encanta. Pero cuidado: cuando se cansa del pan, se mete en el comedor y empieza a revolver por el mueble, en busca de tomates, de galletas...y si no encuentra nada, se sube a la mesa...cuidado...esto ya son palabras mayores. Menos mal que Josep ha venido rápidamente, y ha conseguido sacar a toda la peñita cabruna de la casa. Este Peque...
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