Para seguir añadiendo leña al fuego apocalíptico que nos rodea como sociedad occidental fracasada, oigo por la radio que este año el polen de cupresáceas y arizónicas está ya desmadrado. Como no llueve, los granulillos flotan a sus anchas por doquier. Es cierto, si se mira un haz de luz, se ven miles de particulillas vagando de aquí para allá. He pensado que tal vez pueda colaborar en incrementar algo más la concentración de polen en la atmósfera: el polen y otras partículas sirven de puntos de condensación de gotas de agua atmosférica y ayudan a la formación de nubes. A ver si hacemos llover. Así que con el palo le voy dando toques a esta sabina, que me obsequia con una nube amarilla de partículas doradas. Lástima que en la foto no se aprecian. Pero os aseguro que hay millones de ellas. Suerte que no somos alérgicos...
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