No, no me refiero a que sean de una forma geométrica rara, sino que provienen de una finca del Delta de l´Ebre. A ver a ver, una pequeña adivinanza...En la foto veis dos naranjas. Una, con un color más intenso que la otra. La que es más paliducha, si la tocárais, notaríais que no tiene tanta firmeza, parece que la piel está separada de la pulpa. Seguramente, si se tuvieran que comprar por la vista y el tacto, el 90% de la clientela se quedaría con la de arriba, la naranjita anaranjada. Pero...
Una vez peladas, la de arriba es ácida, con ese punto que a mí personalmente me desagrada: no está bien madura. La carne resulta prieta, no es suave. Mientras que la de abajo está dulce como el arrope, y los gajos son tiernos y jugosos.
La de abajo es una naranja ecológica. Ambas las vende la misma persona. Pero con una gracia particular: la econaranja es cinco céntimos más BARATA que la convencional. Visión de negocio: mientras los productos ecológicos no sean algo, aunque sea unos céntimos, más baratos que los yuyu, no se avanzará: quedarán, como hasta ahora, restringidos a gente con alto poder adquisitivo o a ecopijos.
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