Yo es que me troncho con mis relojes de sol. Éste de ahora es novedoso: el otro día raspé la superficie de la pared donde había hecho el primero, y volví a trazar las líneas de mi nuevo y flamantes
solaris. Basta de cutreces; se acabó buscar los puntos cardinales con una aguja imantada sobre un corcho flotando en una palangana de agua; nada mejor que una aplicación de I-pad para situar el norte (no es mío, es de Vero...)
Una vez nortados, ya tenemos bastante ganado. Aunque...bueno...el toldo del porche ya hace de las suyas. Ni reloj de mañana ni de tarde: acaso de mediodía.
Bueno...ya nos vale. La decoración aún no está acabada. Pero la leyenda...es chula, ¿eh?
2 comentarios:
Puedes guiarte por la sombra, que a veces es lo mejor del sol.
Sin duda alguna. A la sombra, unos refrescos, unas tapitas y buena compañía. Y salga el sol por Antequera. ;)
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