Aquí está a toda máquina, para hacer pan. Hay que esperar que se hagan brasas, claro. Me falta encontrar el punto en que no se abrasen las cosas: en esto -como en casi todo- mi hombre tiene más pericia que yo. He descubierto que es a causa de mi falta de paciencia: soy demasiado nerviosa, no tengo espera...
Estos hornos necesitan mantenimiento. Por ejemplo, éste, después de tantas sesiones de calentura, ha sido rebozado esta mañana nuevamente con argamasa. Así se mantiene vital, en buen estado y listo para seguir calentando -no quemando- panes...
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