sábado, 17 de diciembre de 2011

NUNCA SOL@S

Qué bueno es estar rodeado de amigos. Humanoides o animales, la cuestión es que sean amigos. En mi caso es que no puedo sentarme ni un minuto sin que vengan, corriendo, toda la peñita animal disponible en los contornos en ese momento. A ver, en medio del monte, pasturando a las cabras: ¿qué hacen encima mío Skifi el gato blanco, Boli, ya recuperado de su yuyu totalmente, y Gresca la Temible Yorkshire, que ha perdido su trajecito en algún lugar del monte, enganchado en alguna mata espinosa? Y no lo encontramos, así que cuando venga el frío fuerte...

No pasa nada, tenemos un trajecito de repuesto. El de gala, que decimos, o de lamita rimpoché, porque con él Gresca parece un lamita del Tibet. Ya se lo pondremos en fiestas, quedará como una princesita.

Amigos animales, que siempre están contentos, siempre a punto para regalarnos con su cariño. Y si están enfermos o no se encuentran bien, te lo hacen saber, y cuando los cuidas y puedes curarlos, te lo agradecen con unas miradas que llegan al corazón. Y, si por desgracia, tienes coraz-as en el coraz-ón, os aseguro que consiguen que se deshagan como nieve al calor del sol, al calor del amor.

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