En toda esta zona se pueden encontrar viñas perdidas entre los olivos, o por los bordes de los márgenes de piedra. Nuestros queridos amigos caprinos tienen una habilidad especial para detectarlas, y les resultan deliciosas. Nosotros les dejamos comer un poquito, pero sin pasarse, porque resulta que estas olvidadas y viejas viñas dan racimos de uva, que luego a finales de verano están muy buenas. Son más pequeñitas que las cultivadas, pero sus azúcares están más concentrados y son muy ricas, aunque hay que reconocer que algo ácidas.
Las viñas no se dejan transplantar. Lo hemos probado con un par de ellas...pero no resulta. Sus raíces son muy profundas, y cuesta mucho sacarlas de donde están sin dañarlas. En fin, hay que respetar a las viejas viñas, que se arraigan a la tierra para no salir de ella jamás.
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