Los musgos tapizan el suelo del fiero bosque mediterráneo. Invitan a entrar en él, con su suavidad: piel de hada. Pero no se puede: los arbustos del sotobosque son firmes guardianes de la intimidad arbórea, así que tenemos que conformarnos con la alfombra de la linde. La toco: es primordial.
UNA BIÓLOGA EN LA REPÚBLICA INDEPENDENT DE LA SISQUELLA
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