jueves, 10 de noviembre de 2011

Y ORGULLO DE PASTORA HUMANA



Y para acabar este publireportaje cabruno, aquí me tenéis, disfrutando de las niñas. Son suaves y cariñosas. Pero cuidado: tienen dientes. Y cuando dan besitos, los rematan con una mordidita. Ellas aprovechan a ver si los humanoides somos comestibles.

Por favor, no haced caso de mis vestiduras, que el jersey es de la época preneolítica, ya medio deshilachadas las mangas, y el pantalón es uno de mi maridín de la época olímpica. Lástima que no se ve, es de marca (¡¡uala!!), pero está hecho polvo.

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