...en esta casa, no os pongáis espitosos...
Nada, que mi marido no encuentra el dulzor de la stevia por ninguna parte.
Ayer me dediqué a aplastar el polvillo que ya tamicé en el colador con un mortero: venga y dale a la mano, venga que aplastarás, que machacarás...micronizado quedó el polvillo.
A la hora del café, hicimos uno solo endulzado con la mitad de una cucharada de este polvete. En teoría, y según todas las referencias al respecto, con una punta de cuchillo deberíamos obtener una dulzura impresionante.
Pues...
A mí me pareció dulce. Pero mi marido, que es el que tiene que tomarse los cafés...no le encontró apenas dulzor. No me quedó más remedio que preguntarle:
-¿Pero tú notas otros sabores, cariño?
Se me quedó mirando serio, fijamente; hasta que apareció una diabólica sonrisa en su rostro...
-Te aseguro que sí, amor mío, sí noto otros sabores...
Me temo que este es el fin de la Stevia en esta santa casa...al menos para endulzar cafés solos...
4 comentarios:
Ja, ja, ja.
A por la remolacha.
Lo que faltaba, ahora intentar extraer azúcar de la remolacha...
Si acaso, mira, que compre un kilillo de azúcar de cuando en cuando...él verá...
Las drogas nos pueden... jajajajajaja
No puedo opinar mucho, que no sea en broma. Con una puntita me basta i de turrón, una miajilla como papel de fumar, y hasta el año que viene.
Eso si, en nochevieja me esperan un par de neules como pajitas del cava. Se sorbe, se dejan mojar por dentro, se remueven en copa alta y padentro.
Tradición mariana!
A mí me atrae cada vez menos la comida. Es el camino al ascetismo. De verdad, no es broma.
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