HOSPITAL CENTRAL

Josep no está. Ha ido a comprar con un señor del pueblo todas las provisiones que pueda. La Tanqueta de Leganitos se ha estropeado otra vez.
Salgo con las cabras a pastar. Hace un frío del copón. Una hora, dos horas...
Un extraño dolor de riñones me ronda. Uy, qué raro...bueno, vamos volviendo a casa, por si acaso...
Entramos en la finca. De fondo, un inquietante sonido...¡de agua!
Una preciosa catarata desciende por el margen frente a la casa. Un escape...
Rápido, las cabras al corral. Pero las muy ladinas, si no hay pan seco, se resisten a entrar, y Peque abre la puerta de la casa para buscar en el saco de pan...
Entran a empujones en el corral, con mis gritos blasfemos.
Se ha roto uno de los manguitos del lavamanos, con el frío. Sale agua a chorro. Se han perdido ya unos doscientos litros. Hay que cortar eso, sino perderemos todo el agua del depósito. Bien, corriendo, voy a cerrar la llave de paso.
Pero ya la situación adquiere tintes de tragedia cuando, al cerrar la llave de paso...una grieta aparece crcjrccccrrejkkk a todo lo largo de la boca del bidón.
Aneurisma de aorta...rápido o lo perdemos...
Cinta aislante. Urgente. Caja de herramientas. Primer cajón...no. Cajón de abajo...no.
Llamo por teléfono a Josep. Fuera de cobertura.
Cojo un trapo viejo, y me dirijo al depósito: torniquete de urgencia, pero la tela se moja rápido y sigue perdiendo agua...
Vuelvo a llamar: da tono. ¿Dónde está la cinta aislante? En la caja de herramientas...del coche. Levanta el asiento trasero. Saca la caja. Coje la cinta. Rápido, el paciente ha entrado en fibrilación ventricular...
Rodeo la grieta con la cinta. Se corta la aguarragia. Hemos perdido 300 litros.
Me siento en el suelo, suspiro...y ay...mis riñones...
Consecuencia: toda la tarde en la cama. Buenos días, muchachitos de Sherwood...