Llega un momento en que te tienes que reir, porque al fin y al cabo, todas estas criaturas acaban haciendo lo que les viene en gana a su albur. Lo peor es que los tordos están bien atentos, y se dedican a pescar garbancitos que es un contento.
Pues nada, con el rastrillo, a enterrarlos otra vez.
De verdad...
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