Aunque prosiguen mis dudas sobre si realmente vale la pena tanto esfuerzo, ver su energía me alegra. Digamos que a veces dejo de pensar en mí, para verlo solamente a él. A veces se descansa así: pensando que realmente, vale la pena vivir por otro. Que lo que pensemos, sintamos o queramos realmente no importa; sólo importa que el otro te mire y te diga que adelante. Y te entregas a ese deseo: qué importo yo, si soy para que él sea...
-Robin, no te has puesto sombrero y el sol aprieta: te ha dado fijo un pasmo, observo.
-Calla Xènius, ¿no ves que estoy romántica y decadente...?
-Tontona más bien.
2 comentarios:
Estás espléndida en tu decadente romanticismo, Señorita Escarlata. Beso tu mano. Y el arroz...ohhhh...
Gracias cariño.
La combinación arroz-tomate es una de las cosas más deliciosas, según mi entender, que se pueden comer. Y aderezado con alguna especia, no demasiado fuerte, que no predomine mucho...ah, maravilloso...
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