Como nuestros olivos no están tratados, las ramas que vamos podando son el alimento de las cabras cuando están en el corral. Ni siquiera se pueden rociar con sulfato de cobre, pues este metal es altamente tóxico; su ingestión puede producir la muerte. Así que...nada de nada.
Aquí está Josep, trasegando las ramas que va podando, camino del corral, donde nuestros dioses cabrunos esperan su ofrenda ritual.
Viven como dioses, la verdad...
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