La cosa es que ayer por la tarde se fue a comprar viñas. Y volvió casi en el ocaso. Pero claro, se tienen que plantar...
Tiene un pase que ayer por la noche, Venus y Júpiter estaban bailando en el cielo, y cuando el sol ya se fue a dormir, brillaban como diamantes. Él cavando, yo mirando para arriba. Venus y Júpiter se quieren, pero no osan acercarse demasiado, no sea que la proximidad les haga colisionar; son diferentes naturalezas, una amorosa y emotiva, y el otro fuerte, a veces duro...pero al fin y al cabo, se quieren, y se dieron un gran beso anoche.
Todo esto lo imaginaba yo mientras estaba pensando: Pepe, hijo mío, contigo no hay tiempo para aburrirse...vas a acabar conmigo...
Pepeíllo trajo seis variedades de uva, que ya comentaré, porque anoche no tenía ya ganas ni de anotar los nombres.
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