Y no hay nada mejor que, para mayor gloria, mientras estás sudando para ayudar a los árboles, te des cuenta de que los frutos se están formando, de que realmente podemos hacer algo. Cuesta, sí, pero qué le vamos a hacer...desde que el cabroncete de Caín se cargó al pasteloso de Abel, la maldición planea sobre el género humano, ya lo sabemos.
Aquí, sí, Dios en su forma de Yavé de los Ejércitos digamos que, sin pretender ser irreverente, la cagó un pelín, porque era el momento de cargarse a los humanoides de manera definitiva y hacer otros de mejor factura: pero al parecer al Sumo Creador le va el morbillo y dejó medrar al homicida, para que se reprodujera. Luego le perdonó también la vida a Noé y su familia...digamos que segundo error. Pero bueno, no seré yo quien juzgue los divinos designios, que luego me caen rayos fulminadores y tal.
-Guru Yi, Guru Yi, te voy a canear...
-Lo que yo os decía...
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