
Pero la sal marina lleva magnesio también. Si ponemos un puñado de sal dentro de un saquito de gasa y lo mojamos, poniéndolo a continuación colgando sobre un recipiente, las gotitas de agua que vayamos recogiendo llevarán el magnesio en disolución. Después, basta dejar que el agua recogida se evapore: los cristalitos que queden serán magnesio. Y para comprobar que así es, y no es sal que haya traspasado la gasa, cogeremos un poquito y lo calentaremos en la punta de un cuchillo: el magnesio hace que la llama brille con un intenso color blanco.
Cuando tengamos el magnesio, podemos empezar a pensar en cuajar la leche de soja para obtener el tofu.
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