Hay cosas que no se pueden hacer solos.
Una de ellas es la meditación. Hasta que no conoces los límites, claro.
Sabéis que soy encontradora de límites.
Mis intentos de practicarla han finalizado bastante rápido. El primer capítulo fue breve, sin resultado aparente. Pero sin perder el control.
Luego, intenté otra cosa. Y...lo que encontré no me gustó. Me asusté.
Gracias a un buen amigo, la experiencia ha sido explicada y la tranquilidad ha vuelto. Pero aprovecho este momento para deciros que en estos temas no hay que internarse solos. No siempre se encuentra control y paz. A veces encontramos otras cosas.
No son necesarios los psicótropos para tener experiencias fuertes. Pero si hay alguien a tu lado que te acompañe, puedes adentrarte. A la brava, como a mí me gusta, con la prepotencia de la ciencia...no se puede.
El sueño de la razón produce monstruos...esto lo dijo Goya.
Tampoco os asustéis. No ha pasado nada malo. Pero...de verdad, no id solos por estos berenjenales.
1 comentario:
Estoy leyendo este libro.
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