De auténtica obra faraónica podemos calificar la tarea que hemos realizado en el camino de La Sisquella. Eso sí, es para gente aguerrida como nosotros, porque hay que doblar el espinazo y la riñonada. Pero el esfuerzo merece la pena, porque ved cómo los pedrolos han pasado a ocupar otra parte del espacio-tiempo y ahora el camino es una autovía. Un ciclista que ha pasado esta mañana iba más contento que unas Pascuas.
Este trabajo se podría hacer más a menudo por parte de la gente que transita los caminos y estarían mejor conservados. Pero esto ya forma parte del mundo de la fantasía. Me conformo con que me ayude mi marido y entre los dos nos arreglaremos.
Estamos haciendo este trabajo, además de por nuestra propia comodidad a la hora de circular, porque el miércoles, si no hay contraorden, tenemos una visita muy especial. Y como no se puede pasar por la Roca de Sión...¡anda que mis amigos no van a poder pasar con su coche por nuestro camino! ¡No somos nadie Robin d´Ebre y Josep de la Sisquella!
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