¡Ah, el placer me llena de gozo y satisfacción...al fin puedo sostener en mi mano una judía tierna como Dios manda!
Mis queridas lenguas de fuego están ya adquiriendo el tamaño adecuado para ser recolectadas. Al fin mis plegarias han sido escuchadas, y podré disfrutar de una de las hortalizas que más me gusta: hervidas con patatas, con tomate...
Me gusta esta variedad porque tiene esas rayas granates, que denotan la mala leche que deben llevar en los genes para prosperar.
De momento, en nuestro partido de tenis, hemos ganado el primer set.
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