No ha llovido mucho: calculo que unos 10 litros por metro cuadrado. Pero lo suficiente para que esta mañana nos despierte un ambiente nebuloso y mágico. De hecho, las hadas están saltando por el bosque, y la humedad empapa los olivos, las ramas de muérdago y sus blancas perlas femeninas. Es el tiempo de la música, del Brian Boru de Alan Stivell, épicos cantos de tierras altas. La piel se me pone de gallina con su Mnà Na héireann solamente acompañado del arpista.
Día mágico, día de brumas y humedades. Después de desayunar, me voy a meter en el bosque.
2 comentarios:
jo, me alegro un montón!!
¡Oh, Vero, qué maravilla de aromas en el bosque! Y lo mejor de todo, las plantas, que ayer parecían a punto de morir, se han revitalizado y están otra vez verdes y frondosas...
Qué resistencia tienen estos bosques mediterráneos, tan castigados por la sequía.
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