Bueno, esta nochecita ya hemos llegado a los 4 grados de mínima, de manera que peligra la integridad de nuestras cidras o calabacillas de cabello de ángel. Así que vamos a ver si cogemos la más gorda, que pienso yo estará lista para estos menesteres culinarios.
Después de las dos entradas pastelosas de esta mañana, propiciadas por una deliciosa velada sensualísima, vamos a hacer algo de provecho. Solamente añadir que la nochecita ha tenido como consecuencia que ahora Josep de la Sisquella también está resfriado. Hay que poner en marcha ya el sistema de estufas...y pensar que hace sólo un par de días era aquí te pillo aquí te mato, con tanto calorcito...
Bueno, disgresiones amatorias aparte, vamos para empezar a explicar la receta, tal y como la he encontrado. Luego ya veremos si a nosotros nos sale tan bien como a esta señora.
-Una cidra de 3Kg (jopelines, vaya poderío...), ralladura de dos limones o canelilla y 1,5 Kg de azúcar.
La cidra se lava bien lavadita, y se tiene que romper en trozos. La señora dice que son muy duras, y que la mejor manera de hacerlo es poner un paño en el suelo y estrellar la cidra sin piedad. Yo probaré a ver si Josep de la Sisquella tiene fuerza y con un martillo la trocea.
Los trozos se ponen con la piel para abajo en una cazuela amplia con agua y se cuecen hasta que al presionar los trocillos ceda la carne.
Se sacan los trozos y se dejan enfriar, se hacen más pequeños y se les quita las pepitas y la piel. Se pone esta pulpa en una cazuela con el azúcar a fuego flojo, moviendo a menudo, hasta que se vea la textura adecuada, de color de oro...
Y ya está. Se añade la canela o la ralladura de limón. Se pone el cabello de ángel en botes y se esterilizan. Nosotros lo vamos a probar, y pondremos las fotillos del proceso.
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